jueves, 19 de noviembre de 2015

2015. MICRO TEATRO "POR LOCURA" (EL CIERRE. Part. 3)



Por Santiago de  Arena. 
El lugar más feliz del mundo 

Las licencias que concede la ficción hacen posible que se puedan abordar a personajes, situaciones, escenarios, emociones, temas y motivos desde lógicas que atienden a sus reglas peculiares, y que ajenas al rigor del espacio teatral dejarían de existir. Como un vistazo que permite transitar como testigo de esos otros universos, en donde toda posibilidad se hace tangible, la compañía Hanna y sus hermanas presentó el montaje El lugar más feliz del mundo, dentro de la temporada Por Locura en Micro Teatro México. Con un texto de Miguel Cane y Joe Rendón, El lugar más feliz del mundo aborda el tópico planteado ya por Sanchis Sinisterra en el que dentro de una dimensión indefinida se visitan a los clásicos para imaginar una vida ulterior, planteando un posible encuentro entre tres de las figuras icónicas de la cultura occidental contemporánea: Sylvia Plath, Viginia Woolf y Walt Disney; convergiendo en algún punto del espacio y del tiempo que sirve como campo de juego para el humor y la reflexión a partir de nosotros y ellos; sus historias y las nuestras. El acertado trabajo de dirección de Joe Rendón hace posible que las interpretaciones de Damayanti Quintanar, Rocío Verdejo, Martha Claudia Moreno, Greta Cervantes, Gustavo Egelhaaf y Luis Lesher resulte entrañable en la encarnación de sus respectivos personajes, al pincelar a sus tonos y emociones partiendo del manejo acertado de los rasgos de personalidad que los hicieron memorables. En la conmovedora utilización de recursos escénicos elementales: piedras del río, luz de foro, un decorado que remite al Castillo de la Fantasía, a cargo de Óscar Acosta y Julia Arce, la puesta en escena de El lugar más feliz del mundo confirma que para el buen teatro los recursos suficientes saben ser los esenciales. 

 El hombre de mi vida

Bajo la dirección de Andrés Tena a un texto escrito por Mario Montes Pozo, Araujillo Producciones y Teatro al Viento presentaron el montaje El hombre de mi vida, dentro de la temporada Por Locura en Micro Teatro México. El trabajo unipersonal a cargo de Mariana León Lambarri encarna al tristemente común arquetipo de la mujer violentada y dependiente emocional de su agresor, en el que el amor y la devoción se revierten para convertirse en inspiración de la venganza. La visualmente opresiva escenografía de Bárbara Enríquez y el sórdido trabajo de iluminación a cargo de Oscar Castañeda imprimen al espacio y al ambiente de El hombre de mi vida una carga visual que se ajusta de forma efectiva al montaje, desarrollando una estética particular y propicia para que el trabajo interpretativo tenga apoyo y compañía. Abordada desde un preciso medio tono, que consigue revelar los recovecos de una mente atormentada y encerrada en el complejo laberinto de la toma de conciencia de sus actos, la interpretación de Mariana León Lambarri se integra de manera natural con el pesado recorrido que realiza en el recuento de su historia, reptando emociones de forma inquietante, sin caer en dramatismos desgastados por la vieja escuela del lugar común. Conjugando a su trabajo físico y al manejo contenido de la dicción con los elementos que habitan con ella a la escena: un líquido turbio en la tina de baño, el destello inquietante que alumbra en picada, el detritus que colma a la duela; y que en su extraña ambigüedad enfatizan al arqueo del personaje como víctima y verdugo. La puesta en escena de El hombre de mi vida deja en claro que al tiempo de hablar de locura aceptamos sumergirnos en un mundo en el que aquellos que vivimos detrás del espejo sólo somos visitantes.

Alejandro

No resulta para nadie novedoso el aceptar que todo hecho teatral es resultado de la mezcla de acción y palabra; cantidad y cualidad en el manejo de tales recursos podrían explicar de manera  invariable al destino de todo montaje. A partir de la vuelta al origen del drama, que cimienta sus bases en el acto narrativo y el poder de la palabra, sin mayores pretensiones que sus propios alcances, Los Rorros Producciones presentaron la puesta en escena Alejandro, bajo la dirección de Juan Martín Vargas, dentro de la temporada Por Locura en Micro Teatro México. El trabajo escénico de Fabián Robles resulta limpio en medida y en tono al abordar a un personaje que lleva la carga total del montaje, desnudo en la expresión de su historia y de los complejos estados de ánimo que va atravesando, provocando reacciones emocionalmente evidentes en el espectador como respuesta a su trabajo. Terriblemente verosímil, no tan solo por tomar como partida a la figura de Alejandro Cota Quiroz, conocido como El asesino de San Valentín, quien el 13 de febrero de 1992 segó la vida a los integrantes de su familia en el sur de la Ciudad de México, y hermanado a las célebres propuestas en que Alejandro Román retrata los obscuros laberintos de la mente y las violentas consecuencias que contribuyen al deterioro de los individuos y las sociedades, el texto de Alejandro, escrito por el propio Juan Martín Vargas toma como punto de partida al filme documental 1973, realizado en 2005 por Antonino Isordia, para explorar a la figura de un personaje que desde su obscuridad expone de forma objetiva a sus actos y sus motivaciones; cuestionando, al mismo tiempo, los niveles de responsabilidad que todos tenemos, directa o indirectamente, para la construcción de tales historias.

LA TABLA, programa 3: MICRO TEATRO MÉXICO. Juan Ríos, Juan Carlos Araujo, José Zedek, Rubén Elizalde y Rodrigo Ostap.  

 Viva la vida


Tal como lo afirma Marcus Geduld, los grandes actores muestran siempre que se encuentran vulnerables, compartiendo con el público aspectos, carencias y dotes que la mayoría de las personas mantenemos oculta. Se muestran desnudos; y a partir del control de su absoluta desnudez caminan por la cuerda floja, mostrando su yo más herido, asustado y dolorido; sacrificando su dignidad por nosotros y arriesgando su existencia para que nosotros no tengamos que hacerlo. El contexto de Viva la vida, montaje presentado por Araujillo Producciones como parte de la temporada Por Locura en Micro Teatro México resultó ideal para encarnar a tales preceptos. Una pareja devastada por la depresión crónica que supone la convivencia en común y que hará cualquier cosa para escapar de la rutina de una vida miserable permite que el trabajo en escena de Catalina López, Marcela Morett, Daniel Haddad y Rodrigo Ostap aborde terrenos insospechados. A partir de un texto de Santiago Zenteno y bajo la dirección del autor y de Alonso Íñiguez, el montaje de Viva la vida se convierte en un claro ejemplo de los demandantes niveles de interpretación que requiere el teatro físico, en el que sólo quienes tienen una plena consciencia y un dominio completo de su cuerpo como instrumento interpretativo lograrían salir a flote. La barroca escenografía e iluminación de Mauricio Ascencio contribuye como factor de riesgo que enriquece a la exigencia de este montaje, en el que la ausencia de palabras otorga a los elementos escénicos el papel de sentidos y significados, construyendo una contundente hiperrealidad que retrata, critica y refleja los niveles absurdos a los que hemos llevado a la forma en que nos relacionamos con el otro, convirtiendo al sujeto en objeto; y que nos habla de forma directa desde su aparente silencio.


Hora de jugar

El juego resulta un recurso esencial si queremos llegar a entendernos; ya en sus Cartas sobre la educación estética del hombre un célebre autor alemán lo dejó en claro al escribir que se alcanza a completar la formación del ser humano solamente al recibir la enseñanza que brindan los juegos. En el caso del arte teatral, abordar al recurso del juego como punto de catarsis ha forjado ya una escuela; textos de Shakespeare, Calderón, Beckett y Jodorowsky se han llegado a convertir en referentes de la exploración escénica del homo ludens. Integrándose de forma novedosa a esta ya añeja tradición la compañía Teatro al Viento y Araujillo Producciones presentó el montaje Hora de jugar, dentro de la temporada Por Locura en Micro Teatro México. La dirección de Andrés Tena a partir de un texto de Juan Carlos Araujo permite que la escenografía e iluminación a cargo de Salvador Núñez e Isaac Weisselberg se acople de forma integral al montaje, logrando que el trabajo actoral de Aleyda Gallardo, Alejandra Marín, Constantino Morán y José Sedek encarne de forma efectiva a la historia de un proceso de superación en el que el juego, tanto escénico como argumental consigue superar a la cuarta pared y tocar esos rincones vulnerables que todos dejamos expuestos al momento de aceptar la realidad; inclusive cuando creamos una nueva. El acertado giro de tuerca planteado en el montaje Hora de jugar nos da un ejemplo de la forma en que pueden abordarse los tonos y temas de forma efectiva; en este caso, concediendo un lugar especial a la técnica del contrapunto, en donde el conmovedor elemento sorpresa se integra de manera natural a los indicios sugeridos por el manejo del espacio, la luz, la palabra y los recursos de la escena.

No lo olvide, visitar Micro Teatro México, es una experiencia única, viva, divertida. Es un constante reto a tú imaginación, te invita a conocerte, desde otras perspectivas. Las historias cortas son contundentes, y créame, la divertida y suculenta catarsis, vale la pena. Experiencia fantástica *****


EXPERIENCIOMETRO: 
Termómetro exponencial

***** Experiencia fantástica.
****   Experiencia única.
***     Experiencia satisfactoria. 
**       Experiencia rescatable.
*         Experiencia reciclable.

(Un sistema de medición que ayudará a establecer nuestro propio parámetro, en sinergia directa con el espectador. Es un esfuerzo también, por aportar y cuidar al artista.)





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